Soy la chica que siempre pensó que brillaba.
La que quería ser especial.
Soy la cura y el origen de todo.
La ciega por mirar al sol de los muertos,
queriendo que me devuelva a los que se fueron.
Soy la enferma,
la puta y los ojos.
La palabra.
Soy la redención y el error.
Víctima y verdugo.
La cabeza que rueda
y el complejo de mártir,
de Electra
de Acteón
de Penélope
de dios
de Ulises
Y todos estos complejos existen,
de verdad, lo juro.
Soy las lágrimas detrás de una cara borrada,
la voz,
el pecho egoista
y las manos generosas.
La que quiere
y la que odia.
Soy la que está
y siempre se está yendo.
La que no existe.
Soy un domingo por la mañana
de hace más de 15 años.
La niña pequeña
que nunca tenía que haber acabado
tan llena de odio
y dolor.
Contra todo.
Soy la adolescente
a la que salvaron con un abrazo
un viernes
y ahora tiene una deuda pendiente
para con toda la humanidad.
Soy la que llora pensando en la muerte
por lo que sentirán los demás
cuando abran su cabeza y no salga nada mejor.
Soy la que roba
y jura que no será robada.
La que soltó sus cadenas
para intentar que la matasen
y solo quedó mutilada.
La mala saltadora.
Soy la que busca desesperadamente
alguien con quien hablar,
pasada la madrugada
y solo encuentra espejos.
Soy la que no quiere vivir su vida
enfrentarse a ellos
curarse
comer.
Soy la que delega
y se abandona.
La que no se atreve
aunque no tenga miedo.
Soy una cortina de humo,
la señora de las máscaras,
la loca que simplemente teme
dejarse ir,
y acabar en un barco a la deriva
mirando al cielo
esperando ser tragada por una ola.
Ofelia.
Soy el miedo a Ofelia,
el grito de auxilio,
la muerta por las mentiras.
Soy la que nunca vas a conocer
el camaleón
que era puta y ángel,
al mismo tiempo.
Zorra y rota,
buena y cruel.
Soy la que pudo borrar de su mente
el pasado.
Pero no de su cuerpo.
Soy la que grita
y quema
y da patadas
porque no quiere que la toquen.
Soy la que se siente avergonzada
de ser querida.
La que se siente mala,
si no lo es.
Soy la que paga los platos rotos
de mis propios terremotos
y ya no tiene nada
más que un hambre atroz.
Soy la insegura
que asegura ser diferente
y solo sigue las mismas pautas
que todos los demás.
Soy la que cubre con sexo las carencias afectivas
de quienes se han ido
y no volvieron nunca para decirte:
"estoy orgulloso de ti,
solo por ser".
Soy la que no tuvo el valor de despedirse,
la que no tiene el valor de saludar,
de tener.
Soy la que entra
y lo rompe todo.
Soy Yoko Ono,
y John Lennon impasible.
Soy la que finge ser interesante
y lee para escapar.
La que se tumba en la cama
boca arriba,
cuando quiere desaparecer.
Soy la desordenada
que a golpe de caderas
puede contra todo lo bueno.
Soy la que se va sin saldar su deuda,
en la que no se puede confiar.
Soy la que no se deja ayudar
pero no puede vivir sin ello.
Soy la que pone mil pruebas
para que el premio gordo sea
una cara (no tan) bonita
llena de inseguridades y problemas
que no son tal,
pero están afilados como si lo fueran.
Soy el secreto
y la sorpresa.
Soy la barrera con sonrisas.
La chica perfecta
sobre un maniquí de los 50,
sobre muchos días sin nadie
sobre muchos miedos que, sucedieron
y se fueron.
Sobre muchos amores no correspondidos.
La chica sin corazón.
No soy mala,
ni buena.
Soy solo demasiado humana
en un mundo
en el que la humanidad
es lo más doloroso y cruel
que se puede encontrar.
Soy la chica que siempre fingió que brillaba
porque no quería pertenecer al resto de los mortales.
Soy la gran estafa.
Soy la que sufre encerrada
en un mundo tan triste.
Así es la vida y, al final, solo se puede aceptarlo
y, si tienes fuerzas,
tratar de trascender.