lunes, 15 de julio de 2013

Proud

Con estos ojos huérfanos de vidas anteriores puedo no necesitar padre, Padre.
No necesitar un camino,
correcto o no,
para perderme en otros derroteros,
derrotada, vencida,
como el hijo pródigo que se mira en el espejo
y se excita.

Puedo guardar todo el contenido del pecho
en una caja que lanzaré al fuego
en la próxima tormenta.
Y diré que de mi alma quedan los cimientos
para construir de nuevo,
sobre ella,
mil tendederos de sábanas blancas
entre los que enamorarme
de las sombras de un sol de julio.

Puedo quedarme desnuda,
vestida solo con un collar de perlas,
la lengua fuera,
despeinada,
los pies negros
de tanto correr descalza
por el asfalto caliente.

Y no pertenecer a nada ni nadie.

Y puedo darte sangre y piel
voz y lágrimas,
y seguir siendo solo mía,
de aquí a la eternidad
guardar el odio de doble filo
y sacar a relucir esta cabeza bien alta
sobre un cuello altivo.

Sé cuánto puedo pedir por mí,
sé cómo hacer la gran estafa
así que no mires mi valor real,
que yo vendo mi teatro con telón incluido.

Y es un espectáculo digno de ver.


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