lunes, 1 de julio de 2013

Veranómada

Dicen que puedes
correr lejos de casa
y dejar migas
para que se las coman los hambrientos
y luego llorar
y culparles,
por haberte perdido
en una noche tan oscura.

Caer en sus brazos.
Pensar en el cielo bajo el que naciste
que de seguro
no es este.

Pero el hogar está en el pecho
en las manos;
en mis ojos mágicos.

Déjate penetrar,
te daré un techo
un abrazo mientras duermes.
Porque cuido espaldas nocturnas;
que es más divertido que dormir. 

Dicen que puedes huir
pero no esconderte.
Quizás se refieran a que tenemos que escondernos
sin huir.


Para tus pies, 
Atalanta.
Han hecho trampas,
la partida estaba amañada.
El fruto recogido era una jaula de amor
y no un mordisco a una manzana. 
Te han ganado tanto que has perdido
la cabeza.
Y ahora eres un león
que tira del carro de un dios.

No puedes volver a casa.
Si consigues llegar, 
nadie espera verte tras la forma 
nueva,
esclava.
No está Penélope esperándote,
no dejaste una voluntad espartana 
sembrada en ningún corazón.

Por eso eres el león regio
y altivo.
Dejaste a la hermosa cazadora,
a la apasionada enamorada;
y ahora eres a donde tus patas,
fuertes,
te lleven.

El león no cae ante las manzanas
de Afrodita.
El león no se enamora de una trampa.
El león tira del carro de Cibeles
y aún así es capaz de mantenerse
orgulloso, desafiante, libre
en sus correas.




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