sábado, 5 de octubre de 2013

Tú eres fuego, o algo así

Como si hubiéramos encontrado otro camino
para vivir un sábado en unas pocas horas.
Como si tuviese una tirada de cartas
sobre la cabeza
y todas estuviesen del revés.
Como si llevase en la ropa
el olor de antes de la tormenta
o quizá solo era un hilo suelto
del que colgaba Octubre.

Así éramos,
grandes esfinges de arena
con adivinanzas por lengua
inmensas alas de piedra
y zarpas para matar.
Así de magníficas e impotentes,
de colosales y condenadas.
Ángeles desterrados,
comunes humanos
que juran haber tenido alas,
y caminan sobre el asfalto
con cicatrices invisibles.

Reíamos como si solo existiese hoy,
y a mí me estrangulaba el sabor
en el fondo de la boca
de tantas historias de invierno
en la que alguien moría congelado,
solo.

Con esa sensación de frío en las piernas
cuando se escapan los últimos rayos de sol
del día
y quién sabe si serán
de la vida.

**

Sé que me ahogo en los posos
de mis pesadillas infundadas,
que me derriba el viento
solo porque lo siento
que viene de parajes inmensos
donde todo lo alto que pueda rugir
no inspira ningún miedo.
Solo porque mi sombra es nada más
y el mar es negro en la noche.
Solo porque el pasado
que ni siquiera es mío
me pisa los talones.
Que si me derriba
aquí y ahora
no sobreviviré
pero me niego a vestirme
mientras aún quede algo
de este verano
bajo la piel.



Como si hubiésemos encontrado la forma
de hacerle trampas a la vida
y yo esperase cada noche
que alguien viniese a sacarme de aquí
obligándome,
de nuevo,
a llevar el barro en la sonrisa
y la piedra sobre los hombros
por haber robado el fuego,
o algo así.




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