sábado, 12 de octubre de 2013

Sangre contraria

Yo, que soy de sangre contraria
vengo sembrando
amapolas en tu espalda.
Vengo sembrando
piedras en el camino
con la lengua.
Y, de estar lo suficientemente cerca,
con las manos,
con los ojos.

Yo, que soy de sangre contraria
no perdono la herida ajena.
No disculpo puñalada
que no consiga matarme.
Porque tengo en el pecho
un agujero que es la luna
y cada noche
lo lleno de agua
que refleje la fortuna.

Y veo ese agujero hilvanando
la sangre contraria y propia,
rebelde,
idiota.
La sangre que brama y aúlla.
Se derrama del pecho al vientre,
hasta la tierra que la bebe.
La sangre que nunca supo nada
más que temblar y guardar.
Guardar y temblar.

Yo, que soy de sangre contraria
ojalá latiese con el pulso de las olas.
Y ser coronada de espuma y estrellas.

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