Tan atrás que pases por tu primer amor, por tu primer día de escuela,
por tu primera tormenta de verano y tu primer despertar acompañado de otros brazos,
por tu primer desengaño y por el último,
y llegues al útero, a la nada.
Así de atrás.
Te sientes mal,
sientes que has roto algo bonito
(no hay perdón para eso,
de nuevo).
Y no te quedan razones
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