viernes, 11 de septiembre de 2009

Winter sun



Recoge sus cosas.
Tú no lo sabes, pero en las trescientas una noches que pasaste con ella aprendiste a amar la cavidad de sus clavículas, el rizo que siempre escapa del resto y cae, tranquilo, en su nuca.

Ves su silueta recortada en la ventana.
Se pone la camiseta.

Todavía dan vueltas en tu lengua las palabras mágicas que has de decir para que se quede una noche más, a tu lado.
Pero ya no sabes qué inventar.
Y te ha ganado el orgullo; que no le dirás que la quieres.
Que no la espantarás.

Y si se va, que se vaya.
Ya la echarás de menos.

Porque, créeme, la añorarás.
Como se echa de menos el frío, y las tormentas. El mar.

Ella es, y tú ni lo sabes, esa tierra en la que naciste. En la que irás a morir.
Es la niebla de la mañana, que una vez entra en tus pulmones, permanece allí para siempre.

Y te hace llorar cada noche, aunque no derrames lágrimas.

Lo hará.
Y la ves marchar.
Enciendes un cigarro.

Algo en el pecho te dice que sangra una herida.
Das otra calada, y todo sabe un poco mejor.



Y es que no lo sabes, pero ella es tan perfecta que sus noches siempre suman una de más.
Para dejarte con las ganas de otras 99 noches.
Para completar el círculo.
Ella es el guerrero perdido, la valkyria que rescatará tu alma del fulgor de la batalla.

6 comentarios:

Ra dijo...

Benditos "cigarrillos"

DdlMoral dijo...

Me he puesto melancólico al leerlo...

Ilitia dijo...

"Porque, créeme, la añorarás.
Como se echa de menos el frío, y las tormentas. El mar"

^^

Joseba dijo...

Un poco ego, pero muy guapo ^^
Y por cierto, bonita imagen principal.

Valkyrie dijo...

Por Dios qué blasfemia!
El ego es el yo.

Y hablamos de Ella.

Joseba dijo...

Muy cierto, gran atrevimiento el mio por pensarlo :S