La anticipación, la premonición. Soy Casandra. Todos los incendios anegaron mis pulmones antes de la primera chispa. Para cuando llegaron las cenizas, el pecho era como la caja de resonancia de un dragón.
Los cristales rotos me cortaron cuando aún eran solo espejos. Y las alas me fallaron antes de estar siquiera cerca del sol. Ver, más lejos, con los ojos de Apolo. Ciega de mirar al sol.
Soy Casandra. La prostituta que escogía mal a sus clientes. La esposa que no supo cumplir su palabra. La repudiada del Dios. La profecía. La adivinación.
Con el sabor en la boca de la ira de un dios. Y el sabor del pasado, con arena sobre las heridas. Y el sabor del futuro, con heridas antes que sonrisas.
Casandra, la segunda esposa; la segunda hija; la madre de los recuerdos.
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