viernes, 21 de junio de 2013

solo uno mismo

¿Qué historia puedes inventarte que refleje este sentimiento?
Es como estar en un colchón, en mitad del océano, oscuro. Frío.

A veces hay que volver a casa,
hacer penitencia por seguir siendo una niña cruel
que nunca quiere dormir sola
porque le da miedo su cabeza.

Esperamos que nos salven
se tiene que acabar, chica.
Estás aquí, eso es lo único real:
lo que tú hagas con tu mundo,
tu cabeza.

Ya no creo en nada,
no confío en mí.
Estoy sola en un colchón
que flota en medio del agua
negra.

De aquí a más tiempo del que sé
que puedo soportar
solo me tengo a mí,
para crearme necesidades como puñales
y ausencias como abismos

agujeros en el vientre
arañazos en la cara.

Da igual,
porque mis brazos no son lo suficientemente fuertes,
buenos,
para retener aquello que coja.
Me rehuyen las tablas del mar.

Quiero ahogarme y ser un cadáver blanco,
morado,
hinchado.
Un nuevo tipo de medusa de mar.
Una Ophelia de después del cuento de hadas.

Es huir,
es miedo.
No puedo afrontarme a mí misma,
no sé estar sola.
No quiero aprender.

Porque si el mundo es esto,
no quiero aprender.
Solo seguir jugando a recoger flores,
en el límite de la locura,
junto al río.

El mar siempre flanquea mis costados,
da igual a dónde lo lleve.

Al final resulta que las sonrisas
eran una brecha en nuestro muro,
enfermedad.
Aprende.
Ahogarse no es la opción
de los guerreros

(es peor)

Del corte de mi garganta sale un suspiro,
mi mayor miedo siempre fue este:
llegar a querer no tener corazón.

1 comentario:

caótica practicante. dijo...

http://lilielphick.wordpress.com/