- No escribe porque no sabe lo que siente. Está esperando a sentir algo real entre accesos de odio y euforia.
- No escribe porque no quiere ponerle nombre a las cosas. Le gusta lo innominado, que lo mismo tiene filo como tiene alas.
- Bueno, la cuestión es que a veces se queda así, mirando a las personas, intentando entender por qué no tienen nombre. Y no sabe qué siente. Por eso no escribe.
- Como sea, está en espera. Finge que duerme, pero está en espera: abrirá los ojos cuando tenga la voz y el aullido de nuevo.
- Ausente.
- Quizás leyó demasiado y demasiado pronto; quizás tiene ahora esos ojos que atraviesan a las personas, y las dejan desnudas, temblando y gritando en mitad de una autopista.
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