esperando una señal que no llega.
Tengo barro en los zapatos
y hierba creciendo, subiéndome
por las piernas.
Paso la vida mirando arriba,
buscando unos ojos que no son los míos,
para ver si en su reflejo
puedo cerrar las puertas del infierno.
Y me nacen sonrisas de sonrisas.
Paso la vida sola,
ante la llaga,
metiendo los dedos, abriendo la carne.
Mirando en la herida
esperando un milagro
encontrar una mano que detenga
el desenfreno del desboque,
que sepa montar el caballo
y llevarlo a morir
allá donde todo sea mar.
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