miércoles, 31 de diciembre de 2008

n e w y e a r 2 0 0 9



A este año le pido:
Al menos diez amaneceres.
Gente nueva, y regresos de la vieja.
Cuatro noches sin dormir.
Una gran idea.
Tres dias de fiesta.
Dos sorpresas.
Un par de viajes.
Una noche inolvidable.
Un febrero luminoso.
Siete grandes libros.
Un descubrimiento.
Dos enfados y tres reconciliaciones.
Luces.
Fuerza, fe y esperanza.
Aprobado general.
Quince canciones nuevas.
No ponerme morena.
Café con baileys.
Sonrisas, de las que sí que sí
OLVIDAR.
Frío y calor.
Dormir, comer y leer un poco más.
Cero muertes, porque se me deben.
Ningún malentendido.
Un monólogo.
Cinco despertares.
Cien fotos geniales.
La gran borrachera.
Volver a creer.

y... otras cosas que, como son deseos, no se pueden decir.

martes, 30 de diciembre de 2008

El Soldadito de plomo

Se cayó.
Como si jamás hubiese estado en posición vertical, como si nunca hubiera andado erguido, como si ésa se tratase de su postura natural.
Se cayó y sintió cómo el calor anegaba su pecho, quizas porque la vio a ella por última vez, quizás porque el fuego consumía su pequeño cuerpo de plomo.

Sólo el príncipe azul podía haber sabido como se sentía él en aquel momento.










"Llegaron otras,
llenas de cosas buenas.
Y a todas pude amarlas sin problemas."

Creo que nunca le he comentado a nadie lo mucho que me gusta esta historia.

lunes, 29 de diciembre de 2008



-Te prometo que la quiero, sólo se me fue la mano con el alcohol. Vamos, me conoces, sabes que no le haría daño jamás -su voz, ocho octavas más bajo de lo que acostumbraba a ser, se filtraba a través del papel de pared, por sus poros, hasta llegar a sus oídos, enterrados bajo una almohada, un edredón y aquellas promesas que resonaban en su cabeza aún; y no la abandonaban.
Mientras tanto, en la habitación contigua, lo que se supone era la sala de estar, un hombre infiel, con los bolsillos llenos de monedas de dos y cinco céntimos, de escusas y angustias, trataba de ganarse el favor de un amigo y hermano sobreprotector.

Laura lloraba en su habitación.
Carlos explicaba qué le metió a qué mujer dónde, y porqué lo hizo.
Raúl asentía mientras sus labios negaban, comprendiendo y castigando al mismo tiempo.

Laura salió de su ataúd de calor y estiró las piernas por primera vez en tres días. Era martes, y el reloj acababa de marcar las 20:53.
Frente al espejo, sin mirarse, trató de sonreír; entonces el sábado por la noche cayó sobre ella, con sus cubatas, sus luces parpadeantes y aquella rubia deslumbrante, haciendo tan buena pareja con aquél que tres minutos atrás había sido la suya durante cuatro meses, ocho días, diez horas y veintidos minutos exactamente.
Carlos, en la habitación contigua, también lo recordaba -como para olvidar las sinuosas curvas de aquella mujer...-, y Raúl, procurando no dibujar en su rostro la sonrisa que Laura había perdido, lo imaginaba.

Los tres intentaban ocultar los sentimientos que los invadían, para sobrevivir, o para no morir.
La rubia continuaba perdida entre el color ambarino de algún licor y el sabor mentolado de algunos labios...

-¿Tenía que ser delante de ella...? -Raúl se debatía entre lo correcto y el sentimiento de traición contagiado por su hermana.
Carlos no respondió, y si lo hizo Laura no quiso oírlo, no esa respuesta. Ni ésa, ni el por qué, ni el cuándo... No quería saber que no era lo suficientemente buena, no quería oírlo.
Para evitar escuchar la conversación que espiaba se centró en su imagen: tres días sin comer ni dormir, más lo anterior -más de una semana-. Su cuerpo no mostraba buen aspecto... el pecho hundido, los ojos hinchados, enrojecidos; las costillas prominentes y la sonrisa rota y agrietada.

Todo empezó a dar vueltas, los gritos de Raúl y Carlos crearon la fuerza centrífuga que arrastró el débil cuerpo de Laura al fondo de la vida.

Laura lloraba, trató de aferrarse a algo para no caer y encontró el espejo, que rompió, por cierto, ganando así siete años de mala suerte.
Raúl sabía lo que acababa de sucederle a su hermana.
Y Carlos lo intuía.
La rubia no supo nada más de Carlos, y mucho menos de Laura o Raúl.

Cuando despertó en el hospital, Laura sabía que iba a morir sin despedirse de Carlos, porque quería castigarlo. Y eso le dolió más a ella que a él.
Pero eso Carlos nunca lo supo, y por eso siempre pensó que la echaba de menos. Aunque esto no tenga ningún sentido.
Raúl tampoco perdonó a Carlos -aunque Raúl sí que no quiso hacerlo, y por eso le dolió menos-. Curiosamente acabó con otra rubia, prima de la primera rubia que murió poco después que Laura, aunque ella no había roto ningún espejo... murió igualmente. Pero como Carlos no tuvo más contacto con ella, tampoco supo de qué.

Carlos acabó a veces solo, a veces con alguien que le recordara a Laura, por si podía hallar así el perdón.
Laura murió llorando, y esa es otra de esas cosas que Carlos tampoco supo nunca.
Y Raúl acabó olvidando a Carlos, a Laura y a la rubia, en ese orden.


*h a t e m y s e l f*
oh, beautiful blonde, give me the last kiss.

-hilo sacado de www.elcuentacuentos.com-.

domingo, 28 de diciembre de 2008

SPIRAL


Bajo las sábanas,
gélidas;
como si no supieran hacer
otra cosa que estar
frías,
me entierro,
mordiéndome los labios,
arañando la columna vertebral
de la almohada que,
muda,observa mi destrucción.

Retorciéndose de dolor
queman, las lágrimas,
queman tus cartas,
tu voz.Queman mi rostro,
y se llevan, las pestañas
tu nombre tatuado,
con cicatrices,
en la espalda.



jueves, 25 de diciembre de 2008

Meri Curisumasu (2008)


Feliz navidad.





Muy probablemente...

...Una chica que te quiere.

miércoles, 24 de diciembre de 2008

Mirando al cielo



A cientos de kilómetros de casa, en un autobús, con ganas de volver a un hogar que no era el mío, echándote de menos mientras se ilumina la pantalla del móvil, indicando el nombre de una esposa que no eres tú, y nunca lo fuiste.
Como un soldado en primera línea de fuego, sintiendo temblar sus piernas, su carne de cañón. Viendo en forma de bola ignífuga su muerte, ésa que del heroicismo de morir por ella poco tiene ya. Como un soldado que, cuando la tierra se pone vertical, acogiendo con humedad su espalda, tibia, blanda, quebrada, ve caer la nieve, lentamente, como lo hacía el día en que se marchó, como solía hacerlo tanto cuando era pequeño, como no lo hizo la mañana que se fue.
Y las estúpidas farolas no rompen el camino a casa con algún inusual parpadeo que me recuerde a tu magia para apagar las farolas, o encenderlas. Las malditas baldosas no se vuelven amarillas para señalarme el camino de vuelta a Kansas, allá donde recuerdo haberte jurado que te esperaría, y aún me pregunto si tú guardas todas mis promesas, si las repasas de vez en cuando, si continúan haciéndote daño mis errores, después de tanto tiempo, tantas cosas... a veces vuelven las ganas de regresar, y te echo de menos, y me gustaría dejar el móvil, el maletín y las gafas sobre la tapicería vieja de este autobús en ninguna parte, cruzar el universo mientras cae la nieve, y simplemente comprobar que tú no estás esperándome, que has olvidado Kansas o, quizás, no reuniste ganas ni valor suficiente como para dejarlo todo y volver a casa, con el pecho anegado de balas, nieve en las pestañas, y una postal de navidad, en pleno mayo, cuando florecen las nubes.

"que daría mi vida por morir a tu lado,
y gritarle al viento que fui un mal soldado"




Todo es más bonito si lo pienso y queda en sólo eso...

martes, 23 de diciembre de 2008

Polaridades


.
.
.


¿Qué sentido tiene si resulta que yo soy polo opuesto y tú pila gastada?

























Poniéndome guapa... aunque no sea para ti.

domingo, 21 de diciembre de 2008

Strdy

23:57. Sábado (aún)

Escabuyéndome de las luces, del humo y del frío.
No estoy de humor para salir... ni entrar. No estoy de humor a secas.
El iPod susurra, no, grita canciones que logran crear ese vacío en mí que necesito para recordar (lo prohibido, lo terrenal y lo divino). He pensado en no dormir esta noche. Creo al final sí lo haré, porque eso me evita pensar más de una cuenta que no tengo dinero para pagar de todas formas.
Aún así recuerdo... el tema de siempre: recordar.
Éso de no cerrar conversaciones del msn, por si eran las últimas palabras bonitas, algunos textos sellados en los que firmaba el día (los días) en el que la herida crecía y crecía... y que ahora, por mucho que disimule, con cada latido, siguen tirando unos puntos hechos sin conocimientos médicos, esos remaches de aguja y tornillos. De quien ni es costurero ni entiende de cosas que duelen y no sangran.
Recuerdo eso de guardar cada pedacito de ti, cada mirada, cada recuerdo... por si eran los últimos, por si mi imaginación no volvía a evocarte. Por si, tras la décima vez de despedirme de ti, realmente me marchaba. No lo hice...
Y resulta que el problema siempre es la sutura... porque, en mi certeza, no curé para olvidar, simplemente para poder continuar. Y tiran los puntos, se rasgan las costuras. Cada vez que recuerdo, un poco. Cada vez que sé, que compredo. Cada maldita vez que imagino, que miro atrás, aunque esté prohibido.
Me devuelvo la mirada, el pelo un poco más largo, los ojos más enrojecidos, y mi cuento de hadas apolillado, agonizando en el armario. Me recuerdo que duele, mucho, me recuerdo mil despiadadas veces que hubo cuando no quise sobrevivir otra noche, que hubo cuando, en un idioma que no era el mío, a cientos de kilómetros, me enterré y ahogué una intuición que acabó siendo sonreír y prometer que todo estaba bien. El sonido metálico de una voz, al otro lado del teléfono, diciéndome que no me merecía los hechos. ¿Quién decide qué y cuándo?
Recuerdo demasiadas cosas, desde un 31 de Octubre de hace un año, hasta días que borré del calendario, y momentos que aborté de la memoria. Pensar, saber, que no soy más que esto... que yo sé que, por aquí dentro, algo no anda bien, y no hace el "tic" correcto... Que ni siquiera entiendo porque estás tan cerca. Y me da miedo saberlo... por si acaso tengo razón, por si acaso todo gira sin que mi voz suene, al otro lado del cielo, donde no llegan mensajes para un dios que, ajeno a todo, hace girar el universo.
Creo que no estoy enfadada, quizá si que me duela, quizá si triste... como siempre, ese estado que tanto miedo me daba a mí, que tanto odian todos los demás.
Creo que quizás sea el frío, o que no lidio bien conmigo misma, quizá sea que voy un paso por delante siempre... y esta vez espero haberme equivocado en el camino. O que venga un lobo y me indique por dónde se llega a Oz, para seguir cantando el camino de baldosas amarillas, aunque me lleve al acantilado, donde reunirme, como bruja, con mi Ophelia perdida.

*

Llego a casa, a siete metros del portal me doy cuenta de las cosas en las que ya no creo; de que dejé de creer en las hadas, en los fantasmas y en el amor, de que el jinete sin cabeza no ha vuelto a atormentarme desde la ventana y mi fe en los dragones comienza flaquear, tiritando de frío en una esquina.
Me percato de lo mucho que me cuesta creer ahora que me olvidé de sonreír todos los días, ahora que encuentro rendijas por la que escapar de unos brazos que, con una desesperada sospecha, no saben cómo agarrarme.

Yo escribía la historia de un beso mientras tú practicabas mis palabras. No he contado nunca las lágrimas, porque sé que te asustarías. Nadie tiene tanta agua en el cuerpo.
"Ahora estate quieta, pórtate bien y sé una buena chica..."

**Sé quesólo es un mal día, sé que sólo está aquí dentro... pero... duele**

sábado, 20 de diciembre de 2008

Baka...

Fíjate si soy estúpida, si lo somos,
que a mi se me olvida, y tú haces como si no hubiera nada que recordar.
Que tú no lo piensas, y yo lo sé sin pensar.
No tengo fuerza para volver el invierno primavera, ni ser musa y creadora.
No tengo poder para doblegar la translación y rotación de la Tierra a mi voluntad.
Ni volver al gusano mariposa.

Fíjate si soy estúpida, que creí poder ser mejor;
y he acabado llorando en el azul, que no el blanco.
Que en mis planes de futuro, nunca entró la opción C.
Porque me atranqué en el plan B de la emboscada, sin pensar que yo no tenía fuerza, y a ti se te acabaron las promesas.

Si soy tonta, que envuelvo en papel de regalo las cuchillas,
y las abro, una vez al mes, con emoción, creyendo encontrar algo nuevo.
Algo que, lo entiendo, no es mío.
Porque mírarme, estoy derrumbada de nuevo, en el suelo.
Y esta no es forma, y a nadie le gusta esto.

Pero fíjate si soy estúpida que incluso me levanto sola,
sacudo el polvo de mis pestañas, y, si tengo ganas, sonrío y no añado nada más.
Si soy estúpida que no tengo intención de decir nada, porque nada tengo que decir.
Si soy estúpida que me he dado cuenta...

Fíjate, pero no demasiado, no vayas ver lo mismo que yo.
Ten por seguro que no añoraré nada tanto como lo prohibido.

"Ella, mi princesa, mi esperanza, mi amor..."

Ya tengo regalo que pedirle a mi estrella estas navidades.
.

jueves, 18 de diciembre de 2008

Waiting for the sun


Jurando que no me dormiría hasta ver amanecer, y leyendo en los posos de un café con baileys que no vendrías en unos días; en mucho tiempo.
Mirando por la ventana en sentido contrario a las agujas del reloj, y desafiando la gravedad con una partida de billar colgada del techo. Patinando entre cadáveres de papel, brotando la tinta de sus poros.
Así echo de menos.
Así huele el perfume marchito en mis muñecas, tras la ducha.
A nuevo viejo. A vivo muriente. A golpes sobre las colchonetas de la piscina.

Así huele cuando llueve, y cuando vinenes; y cuando no.
Así siempre.
Como helado de fresa, y nata, y yogurth. O chocolate. En helado, en tableta, en virutas. Lacasitos y m&n's desbordándose de la bañera.

Así puedo respirar cuando se me olvida pestañear.
Y abrir la boca sin tener que decir nada.
Puedo llorar una media de treinta veces al mes. y ser feliz 28 días.
Puedo meterme dentro de la botella de cristal, y despertar de un beso al genio. Y volverme bruja por vocación. Puedo ser verde, azul o morada. Y, algunos días, blanca. Pero jamás fuego, que me arde el corazón de mimbre.

Puedo dar una oportunidad, if you want. O dos. Depende de cuan misericordioso amanezca.
Por eso estoy mirando por la ventana. Esperando al sol. Contando con los dedos de las manos, de los pies, con la lengua y la punta de las orejas.
Waiting for the sun.

Sé que no amanece a las tres, pero no me importa, sólo me gusta esperar.

Don't forget my name, and all my presents.

**Batiburrí de pensamientos.

Regla número XII
"Si una tostada te dice que sonrías, sonríe"

domingo, 14 de diciembre de 2008

Etapa espiral

*Dime que no estoy haciendo el imbécil.
Dime que me equivoco al dudar, y que te ofenden mis miedos.
Dime que se te han roto todas las historias, y que he desmontado todos tus esquemas.
Dime que no vale nada de lo pasado.

Y, aunque no te crea, dímelo, que se me reconforta el nudo de la garganta.*


Es una de esas etapas en las que todo está mal, o no está.
De ésas en las que uno mismo nunca vale, y los demás siempre hacen trampas. Etapas en las que los fallos son catástrofes, las palabras navajas y las victorias, casualidad y mentiras.
Es ese clima el que enfría y moja, el que congela y rompe. no es la nieve bonita y las luces de navidad cálidas.
Es la etapa en la que la mejor opción sería enterrarse debajo de una manta (azul, siempre azul), y dejar que todos olvidaran que alguna fvez fui una hija, una amiga, una hermana o, simplemente, una chica que le quiso. Etapa de dejar de necesitar, para no necesitar ser necesitada. Etapa de trabalenguas y espirales en la que sólo está permitido salir una vez no haya nada que perder, ni ganar.
Porque es como si se fueran las ganas de todo, y sin embargo cualquier cosa nos hiriera más.
Es la etapa en la que me odio día sí, día también, y al séptimo descanso, odiando un poco a mi alrededor. Es la etapa en la que no merezco nada, y lo necesito todo. En la que no quiero nada, y lo necesito todo.
Es la etapa peligrosa, la zona X. La de dormirse llorando, por las noches... hacía tanto tiempo de eso que no me acordaba. Es cómodo, es fácil, es cálido. Es como una muerte y renacer de usar y tirar. Cerrar los ojos, morder la almohada, invocar al apocalipsis, llamarte a ti, sabiendo que no me oyes, y reprocharte (de igual forma) que no viniste... y después despertar con un leve sabor en la boca, sabor a mar.

La etapa en la que te siento lejos, y no te noto. La etapa en la que toda la culpa es mía, y no hay más que hablar, pero el castigo, para todos.

Es la etapa de la espiral. Y a veces se va con el frío. Otras con la navidad. A veces se pasa con abrazos y luces y a veces, sólo a veces, se olvida que empezó y si salimos de ella o no.

Es la etapa espiral. Y tengo miedo.
Y aun estando aquí, ¿dónde está la mano que no me dejará caer [ p o r e l b a r r a n c o ]



"Había tanta gente que, de haber habido una persona más, no habría habido nadie."

bueno... ya sabes

Mejor... me voy a dormir.

viernes, 12 de diciembre de 2008

n.a.m.e.l.e.s.s.

Y yo aquí, dicíendote que no pasa nada, mientras espero a que me des un nombre; lo puedo sentir: te has atragantado con tus palabras. Y es un abrir la boca para no decir, porque lo piensas mejor, y ese nombre está sucio, y ése otro está roto. Y algunos muy gastados de tanto usarlos.
Tirito desnuda, mientras tú buscas deprisa algo con lo que taparme, y en mi orgullo no quiero vestidos que alguien ya haya llevado, porque es difícil soportarlo, y competir con ello.
Prefiero morir de frío, y perder los dedos, para no poder contar así las veces que cae la misma lágrima, y tú ni siquiera la ves.
Trato de no pensar, de no saber. Y de tanto mirar la misma mentira pensaría que incluso es verdad, si no fuera porque, entre nosotros, nos conocemos demasiado bien.
Te estoy diciendo que no pasa nada, que todo está bien. Y tú me crees.
No es porque sea buena mintiendo, no, es que es más fácil si yo fingo, y tú me crees.

Me ves, sentada entre el centeno, esperando al viento. Intentas tocarme y no alcanzan tus brazos, gritas mi nombre, pero carezco de él. Ya no sabes ni cómo llamarme. Y el reloj corre en tu contra, porque se acerca la tormenta, y no queda nada que no hayamos roto ya.

Observa que me incluyo, que no ayudo, que no coopero, ni miro para otro lado. Es porque lacera la tormenta, arañan las espigas. Es porque no encuentro al guardián, y llama con su voz susurrante el barranco.


Gritas mi nombre, fuerte, muy fuerte.
Y ya no sabes ni cómo llamarme.


"Algún día yo también estaré intoxicada,
para poder hacerle daño a alguien".
a s u n t o s d e v e n g a n z a

jueves, 11 de diciembre de 2008

She's...


Ella es perfecta.
Lo es, desde las cejas
hasta la punta de sus pies.
Es luz, y noche después.
Ella es mi aliento,
la última ola de un puerto.
Es la tabla suelta,
la baldosa vieja.
Tierra que pisar,
mar para naufragar.
Ella es sol,
es Dios.
Es desierto de nubes
es marea en la cumbre.



- Lo es.
- ...O no. No creo que la persona que lo escribió lo sintiera así.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Fairy tales


La atrajo hacia sí, secuestrándola de la luz de la luna.
- Dime, ¿cómo podría odiarte?
Perdida en sus ojos ella se preguntó si aquello sería un sueño. No podía quererla alguien como él; no a ella.
Sentía su piel cálida al contacto con sus manos. Casi dolía el contacto, tanto como le dolía mirar sus ojos, y verse reflejada en tanta perfección.


Y, una vez despierta incluso, el eco de su voz resonaba en su cabeza.
"¿Cómo podría odiarte?"

Regla número XVII
"La pulpa del zumo de naranja, limón o pomelo ha de ser tratada como un igual, y respetada a pesar de su textura"

martes, 9 de diciembre de 2008

too heavy



Pesado... muy pesado...
...Todo pesa demasiado.


...Quiero desaparecer debajo de la arena...

lunes, 8 de diciembre de 2008

Tal vez


Abrí los ojos, en mitad de la oscuridad.
Por quinta vez en media hora burlé al sueño y me encontré, desorientada, en aquella habitación de hotel, mirando al techo, como esperando ver una de esas cuatro estrellas que anunciaban en la entrada, en recepción e incluso en las toallas.
Nada.
Pensé en ti y, por quinta -o sexta- vez en treinta minutos, te eché de menos. Pero esta vez no miré el móvil para comprobar que no me llevaría hasta ti.
Di una vuelta, y otra, y otra.
Estiré las pestañas y conté las veces que respiraba mientras me acordaba de ti.
Perdí la cuenta, o tal vez me olvidé de respirar.


Abrí los ojos -de nuevo-, en mitad de la oscuridad.
Por octava vez en una hora desperté en la misma cama, con el mismo pensamiento y tu mismo olor clavado en la punta de los dedos de los pies.
Pero esta vez te escuché levantarte con un fuerte suspiro.
Escuché tu piel despegándose de las sábanas. Y el mechero encendiendo un cigarro, tal vez. A miles de kilómetros de mí te sentí tocar el frío cristal, mirar el móvil -ver cómo no-se-iluminaba- y volver a acostarte, echándome de menos.

Entonces cerré los ojos, tranquila, triste y abrazada a mi quimera, que habia venido a arroparme, por... no-sé-cuánta vez en lo que llevaba de vida.

Y entonces supe que te dormiste pensando en mí.
Bueno... saber es un verbo muy radical... digamos que eso es lo que creo, y más te vale no desmentirme.

sábado, 6 de diciembre de 2008

Distance

- Dime, ¿qué es la distancia?
Él se recostó sobre su sillón, simulando adoptar una postura más cómoda; yo sabía que sólo buscaba tiempo para hallar una respuesta que me satisfagese.
Allí, perdidos en mitad del bosque, en sendos sillones de tela vieja, roja, el frío silenció mis dudas y heló sus pies.
Veíamos pasar el tren. Rápido, con prisas.
Y me cogió de la mano para calentar el color de mis ojos, y probar si así se definía, pudiendo darle un significado, y sólo uno.
- No me has respodido.
- No.
Resoplando me levanté de mi sillón abandonado y me desasí de él.
- Me voy, perderé el tren.
Apurando el cigarrillo, antes de que éste se consumiera de forma autónoma, entre sus dedos -los de la mano libre- me siguió, caminando por las vías del tren hasta donde yo tenía pensado marcharme lejos, muy muy lejos, y volver, mañana.
Todo porque podía irme más allá de lo que él era capaz de sentirme, pero no era capaz de estar mucho tiempo allí. Y se me deshacían los planes de futuro cuando me recordaba que me quería, abusando de una norma que él mismo creó, sólo dios sabe por qué.
Inspiré fuerte, quería imitarle, ser como él, mentir tan bien que todo el mundo descubriese la farsa. No sentir que, como siempre, con los viajes en tren, se me encogía el corazón.

expiraste el humo de "El último"; y éste escapó de tu boca en forma de dragón.
Típico de ti.
El uno frente al otro, muertos de frío, los dos -pero yo más-, nos vimos reflejados en el otro.
- Adiós -dijiste, alejándote un paso, como si eso te fuese a ayudar. Como si me fuera a ayudar a mí.
- Hasta mañana.
Y ésa era de las promesas que no se rompen.


*
Abrió el reproductor, poniendo en marcha la lista de la banda sonora de "300".
Ésa película le recordaba a él.
Mejor dicho, el color dorado, la luz de espigas y la música de domingo le recordaba a él.
Porque estaba hecho de anocheceres de domingos y canciones intoxicadas.


"Cuándo fue la última vez que un simple de ja vu me llevó hasta tus brazos?
Cuándo, cuándo fue la última vez que te quisieron tanto?"

jueves, 4 de diciembre de 2008

...podías



...Y PUEDO

martes, 2 de diciembre de 2008

Papel de pared


Se resquebraja el papel de pared.
Se oxidan las tijeras.
Se me olvida tu voz.

Y todo como si nada.

Tormenta, como si no estuviese llorando.
Música, como si no quisiera gritar.
Palabras, como si hubiese aún qué decir.

No entra la luz de la luna.

Y van creciendo las espinas
entre el espejo y mi cama.
Rompe el refugio el invierno.

*

Entre arena, entre lenguas de fuego y sol hiriente.
Entre cimas, entre viento punzante y rocas afiladas.
Entre tierra, entre tumbas de helechos y prisiones asfixiantes.
Entre fango, entre gélida lluvia y profundos océanos.

Buscando a tientas el interruptor.

Esta es la época en la que yo me odio mucho... así que, que no cunda el pánico.


lunes, 1 de diciembre de 2008

December


...

·Se le podía ver sentado en lo alto de la colina que coronaba la entrada de la aldea, casi como si se hubiese puesto ahí a propósito, para protegerla y encerrarla dentro de aquel valle.
El pelo, que había vuelto a crecer, esparciéndosele por la cara, hondeando, furioso, al viento. Como siempre.
Pero ese día había comenzado a nevar.
Nevaba por primera vez desde que nació aquel niño de pestañas blancas en la aldea. El mismo niño que murió ahogado dos días después de que Angelus cumpliera cuatro años.
Angelus recordaba la nieve, pero no a aquel niño en especial.

Horas más tarde, cuando sus labios se había agrietado, congelándose en una sonrisa azulada, regresó a su casa, con las cejas escarchadas y la ropa empapada.
Sólo volvió una vez se hubo asegurado de que la luna salía, y no lo hacía llena.·


Hold me now my frozen heart.
I'm lost in the winter sleep.



sábado, 29 de noviembre de 2008

Angelus I

Estaba pensando en que debería de volver a mi orígenes, a escribir noches enteras y a dormir poco o nada. Porque una canción me ha traído de vuelta aquellos ojos brillantes, la sonrisa, juguetona, que refleja una emoción y excitación impropia de un guerrero. Y entonces he echado de menos -de nuevo-.
No creo que pueda regresar a lo que fui, y a lo que escribía siendo. Pero, tal vez pueda recordarlo de forma leve.

· No le sentaba bien el pelo tan corto, no obstante el flequillo cayéndole sobre los ojos obstaculizaba su visión en cualquier labor; habiendo provocado más de un incidente.
Aún se recordaba en la aldea la vez aquella que se precipitó el cubo en el pozo por un despiste de Angelus, y éste enseguida se lanzó en pos del dichoso cubo, saliendo finalmente, sin que nadie supiera muy bien cómo, por su propio pie de aquella tumba de agua.

Mucha gente decía hasta en las aldeas vecinas que Angelus era un niño nacido bajo la gracia de la diosa, reuniendo en su persona la belleza, la fuerza, la inteligencia y el saber del viejo rey Thórmenom.
Tampoco faltaba, no obstante, quien atribuía todas estas cualidades a un pacto con el diablo. Obviamente, ninguna de las dos opiniones era correcta. Y quizá su nombre, poco común cuanto menos, tampoco ayudaba a la normalización de aquel chico que, con once años, paseaba su nueva imagen con la sonrisa más amplia y luminosa que jamás se hubiera visto en la aldea.
Era consciente de que, aquella mañana, todo el mundo le miraba a él, o, mejor dicho, a su pelo, que ya no se encontraba con él. Angelus era el primero en añorar sus suaves mechones de color pajizo, pero eso no le robaría la cancioncilla que asomaba entre sus labios, ni arrancaría un reflejo de tristeza de sus ojos de tormenta.
·


Jean-François Millet - "L'Angélus"

"- Lo llamaron así porque nació cuando el alba despuntaba.
Acarició el óvalo de su rostro y susurró su nombre, tan bajo que sólo se pudo percibir en el trémulo estremecimiento de la llama de La Vela que se encontraba frente a la ventana: ..."

jueves, 27 de noviembre de 2008

INTERNET


Con motivo de las ya 4000 visitas, desde la puesta en marcha del contador, en Septiembre (sí, en este blog los meses se escriben con mayúsculas), he decidido hacer una publicación un tanto peculiar.Voy a recopilar las palabras más solicitadas en los motóres de búsqueda, y por las cuales llega la gente a este humilde blog.
Haciendo una lista de las cinco palabras más buscadas cada mes, poniéndolas en común y sumando los visitantes que encontraron este sitio en pos de otros horizontes, he aquí la lista, con sus correspondientes números de visitas en estos tres meses.
  • "macabro" ....31 (Cabe destacar que Octubre fue un mes especialmente "macabro", con 16 visitas en busca de algo que supongo no encontraron...)
  • "corazón con espinas" ....26 (Esta palabra también alcanzó su clímax en Octubre... {13})
  • "corazón [con] sangre" ....20 (No sé qué más puede llevar un corazón...)
  • "drogadiccion" ....15 (Ahí me han pillado xD)
  • "masturbation" ....14 (El porno mueve prácticamente toda la red... tampoco era de extrañar que acabase metida en esto)
  • "ophelia" ....11 (Bueno, al menos hay gente que, cuando no busca porno, se interesa por la literatura xDD [Pero masturbarse sigue yendo por delante])
  • "puta" ....7 (Consecuencias de poner "Ophelia" en el buscador... xD)
SEPTIEMBRE
"morroputo" -- Ya lo decía mi amigo Yuki, el mundo está plagado de gente como nosotros...
"tipos de abecedario de agua" -- ¿Esto es lo que hablaba la sirenita?
"tipos de suicidio" -- Espero que no hayaran la inspiración en mi blog...
"cavando un hoyo" -- Alguna vez ya he dado clases particulares sobre cómo cavar un hoyo...
"partes de una puerta" -- Tenemos el pomo y la puerta. Algunas llevan cerradura, otras no.
"como saber el sexo de los peces gold" -- Es fácil, preguntándoselo..."fondos para web de la geografia" -- Las libélulas son fácilmente localizables en muchos de los continentes... será eso.
"paredes con mensajes de muerte" -- ¿Qué pondrá en las paredes y de quién será la sangre?

OCTUBRE"tipos de suicidio" -- Y esta vez mas de una persona...
"galletas tu y yo" -- Recetas de tardes de domingo.
"peces mordiendo" -- Me pregunto qué morderá un pez, y con qué lo hará.
"creome mum" -- Aún descodificando el mensaje...
"crucifix puta" -- Mmm... esta me recuerda a mi querido "Putilatex".
"luz dura y calida" -- ¿Será luz un nombre propio?
"saco con bufanda" -- Porque los sacos de constipan con facilidad...
"gente drogadicta en decadencia" -- Hay gente a la que las drogas les favorecen.
"kitty follando" -- Atención, comienza aquí la secuela de Kitty; espero que no sea la Kitty de Hello Kitty.
"11 tipos de orejas" -- Mi oreja izquierda es más bien del tipo 3C. La derecha se asemeja más al 8.
"kids masturbate" -- Como no, no podía faltar la pederastia..."tartas enormes" -- El cebo para los "kids masturbate"...

NOVIEMBRE
"muñeca puta" -- Comúnmente denominada "muñeca hinchable".
"los sabios de roma" -- Bueno, aquí sabios no hay."nariz de borracho peces con goldfish" -- No sé muy bien que buscaba la persona que escribió esto...
"puta libelula blogspot" -- Aquí alguien se enfadó con la libélula.
"desvirgacion con sangre" -- O sin ella.
"tequila reunion" -- Alcohólicos anónimos..."kitty flores" -- Nuestra Kitty vuelve a la carga. Tras el polvo, las flores.
"mendiga sonriente" -- Hay que tomarse las desgracias con alegría... digo yo.
"el hombre más histérico" -- Éste es el que llamó puta a mi libélula.
"página diabolica de kitty" -- Kitty nos vuelve a sorprender, esta vez no parece ni que nos vaya a dar sexo ni flores. "300 gramos de chocolate negro" -- La receta de las galletas de los domingos versión II.
"puta folla" -- También hacen otras cosas, pero eso sobre todo.
"cojines para navidad" -- No es recomendable utilizar en otras épocas del año.
"olias marko" -- No estoy muy segura de si es un nombre propio o no.



Si entrabáis buscando esto, tal vez os hayáis llevado una sorpresa. :)

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Un año más.

Sabes? Procuro no escribirte, y no pensarte. No demasiado.
Y ya no me enfado, ni contigo ni conmigo.
Ni me rerpocho no haberte dicho cuanto te debí decir. Ni te reprocho no haberme enseñado todo cuanto hoy en día no sé. Y no sabré.
Ni te reprocho no haber llegado a conocerte; ni me lo reprocho.

He conocido a mucha gente que me recordó a ti. O a lo que aún conservo de ti.
Ni tu imagen, ni tu voz, ni tu forma de mirar. No me queda nada. Nada de eso tengo ya, y ahora dudo si alguna vez lo tuve.

Te eché de menos. Y aún hoy hay días en los que recuerdo aquel sueño que tuve, nada más te huviste ido. Soñé que todo volvía a la normalidad. Que me dabas un abrazo. Eso no lo he olvidado.
Ni aquella noche de reyes, contándonos cuentos para ver si nos dormíamos. Contándome chistes después, para ver si me dormía.

Y siento que no fui capaz de quererte. Que no fui capaz de estar cuando realmente fue necesario.
Me gustaría saber si me echaste de menos como yo ahora. Si maldigiste mi nombre encerrado en aquellas cuatro paredes de hospital. Si sabías tú de tu final.
Y por qué no me dijiste nada? Por qué nadie me dijo que no te volvería a ver?
Por que?

Me gustaría saber cuánto te costaba sonreír cada vez que íbamos a verte. Si querías seguir viviendo o decidiste rendirte sin decirnos nada.

Me gustaría, no saber, escuchar, que me quieres, que lo he hecho bien, que me perdonas.

Al final resulta que no sé nada de ti. Que, lo que más me duele, es que ni siquiera recuerdo lo último que te dije. Resulta que te fuiste y me enfadé contigo, y me enfadé con el mundo.

Y me acuerdo de algún castigo, me acuerdo de tus gafas, de tus noches eternas, de tus juegos de carreras, de tu tabaco (que ahora tanto odio, por tu culpa), me acuerdo de tus proyectos, de todo lo que no dijiste, y me tocó descubrir con diez años.

Recuerdo tus dibujos, tu inglés y tus matemáticas. Tus libros, tu cama, los agujeros de la ropa por culpa de un cigarrillo mal apagado. Tus siestas, tus comidas, tu trabajo y tus dolores de espalda. Los domingos que supieron bien gracias a ti, las pompas en el balcón, las historias de terror y los días de fiestas.

Y sin embargo no soy capaz de recordar tu voz. Ni tus ojos.
Ojalá pudiera volver a atrás. Y ser mejor. Y hacer cuanto no hice con diez años...

Pero... quizá eso cambiara la persona que hoy soy... y, sabes qué? Soy feliz. Tal vez, me gusta pensar que, en cierto modo, gracias a ti.


Un año más, te he vuelto a llorar.
Y, un año más, me despido como no hice en su momento.
Adiós, lo siento.

**
Ves esa foto? Al final, ni tú tenías tanto pelo, ni yo era tan pequeña.
Este año me he cortado el pelo, y me he confesado. Este año he querido de verdad y he llorado por otras personas.
Ha sido un buen año.
Faltabas tú, ya sabes.

P.D. Hoy he entrado en San Pedro por-que sí. Y se me había olvidado decir que, sobre todo, me acuerdo de los mediodías en los que nos esperabas en la ventana.

domingo, 23 de noviembre de 2008

Cada vez que vieras llover

"Oh, Dios, voy a llorar"
Eso era lo único que podía pensar mientras tú me mirabas esperando una respuesta que se materializaba en una minúscula gota agua, glucosa, proteínas, sodio y potasio; en lugar de en palabras, que era lo que tu hubieses preferido.

Pude observar en tu rostro cómo pensabas exactamente lo mismo que yo: "Oh, Dios, va a llorar".

Parpadeé dos o tres veces para contener todo cuanto se desbordaba de mis ojos, y tú no querías saber.

Por cada segundo que contaba el reloj sin que yo pudiera abrir la boca, por miedo a comenzar a llorar por la garganta; y sin que tú supieras qué decir, por miedo a que me derrumbara ante tus ojos, recordaba todas las promesas que no había cumplido, y todos los juramentos que tú habías roto.
"Vaya par de tramposos", pensé, cambiando el hilo de mi mente para olvidar que tenía ganas de llorar delante de ti, olvidar que acababa de jurarme que no volverías a verme derramar una lágrima en tu nombre.

Cuando volví a mirar tu cara, con aquella expresión casi suplicante, a la espera de que me marchara lo antes posible, para no tener que verme llorar (de nuevo), no pude evitar estallar en carcajadas.
Aquella risa histérica que me invadía las veces que la presión y el dolor superaban las barreras de la realidad y violaban lentamente lo surrealista de la situación.

Sé que no te gustó que me riera en aquel momento, pero al menos no estaba llorando, y, para ti, cualquier cosa era mejor que pensar (o saber) cuánto daño me habías hecho.

Y entonces se puso a llover.

Entre mi estúpida risa y tu mezcla de perplejidad, alivio y enfado, la lluvia caía, lentamente, sin prisa, mojando tu ropa y pegando mi pelo a la frente.

Yo cesé en mi suicidio social y personal y tú disfrutaste de esa capa de agua que se interponía por un segundo entre nosotros.

Entonces recordé el tiempo en el que había esperado todos los días a que lloviera, y encontrarme contigo; para poder besarte bajo las gotas de cielo que se descolgaban.

Para poder besarte bajo la lluvia.

Te miré a los ojos.

Me hubiera gustado saber si también pensabas en la vez que comenzó a llover sobre nosotros. Saber si tú también pensabas en besarme bajo la lluvia, y dejar que ésta arrastrara tus palabras y mis lágrimas.
Saber si podíamos fingir que no acababas de despedirte de mí y que yo no iba a llorar.

Me hubiera gustado saber si tú también te acordarías de , años después, cada vez que vieras llover... al igual que haría yo.



Your faith was strong but you needed proof
You saw her bathing on the roof
Her beauty and the moonlight overthrew her
She tied you
To a kitchen chair
She broke your throne, and she cut your hair
And from your lips she drew the Hallelujah**
Leonard Cohen. Hallelujah.

**Próximamente: Cómo llegaís aquí los lectores.**


I'm rain.



**Tu fé era fuerte, pero necesitabas una prueba.
La viste a ella bañarse en el tejado.
Su belleza y el brillo de la luna te derrocaron.
Te ató a la silla de su cocina.
Rompió tu trono, y cortó tu pelo.
Y de tus labios dibujó un aleluya.

viernes, 21 de noviembre de 2008

About dreamers


He recordado haberte soñado.
Y haberte echado de menos.
Hoy recuerdo mis cosas buenas; las tuyas.
Será sólo porque suena esta canción,
porque he estado contigo o porque últimamente todo marcha de una forma aceptable.
Será que mañana está planeado que amanezca.
Será que se acerca una de mis navidades más esperadas.

Los campos de trigo bajo el cielo gris de tormenta.
El arcoiris deshaciéndose en el cielo.
Una pestaña entre tu pelo; que tiene escrito mi nombre.
Oscuridad titilante de adornos navideños.
Ese frío y esa niebla sólo de nochebuena.
El aire helado del coche a la puerta.
Año nuevo, y sus luces.

Es la luz del invierno, más artificial que solar.
La que me broncea la piel del dorado de la nieve.

Es que hablo de estrellas fugaces que hace tanto perdí.
De deseos que se cumplieron; que se olvidaron.
De otoños verdes, y cuidades sumergidas bajo el agua.

Hablo de encontrarte bajo el blanco metálico del a ciudad,
sentado en un bordillo.
De encontrarte entre tanta gente, tras la espuma de las olas.

Hablo de tantas cosas que se me atraganta la realidad en una sonrisa.
Que tengo fuerza de tormenta sólo esta noche.

Hablo de besos en la oscuridad y cartas de domingo por la mañana.
Hablo de flores y un arco iris gris.
Hablo de un sueño que tuve hace mucho.
Un sueño que aún recuerdo.


"Y en mis sueños más amargos
me despierto cuando han acabado.
Y en mis sueños más bonitos
me despierto cuando aún no han empezado."

jueves, 20 de noviembre de 2008

Lost in the sin


Esclavos del pecado. De los ojos verdes de la lujuria.
De las camas redondas y las sábanas de raso, rojas, siempre rojas.
De los suspiros, de las mantas tibias y los abrazos húmedos.

Esclavos de las nubes de tormenta y de la piel contra la piel.
De pies fríos y manos sudando.
Esclavos del placer y la ira.
De las lágrimas y las cosquillas.

Admítelo, eres esclavo.
Esclavo de cada día que amanece y cada vez que recuerdas su olor, su pelo.
Esclavo en sueños de sus sonrisas y esclavo de sus promesas,
siempre rotas.
Como el castigo divino, o el vendaval, o un condón pinchado.

Por haber sido esclavo de cualquiera de tus pecados.
Por haberla querido.
Por haberla jurado.
Por recordar cada segundo que pasaste esclavo de los pecados, fundiéndote en su carne.


- ¿Cómo coño se pone eso?
- Así.
[maniobras]
- Ah...

martes, 18 de noviembre de 2008

Close your eyes



Cierra los ojos.
El calor, el aliento, la voz.

Cierra los ojos.

Cogiste mi rostro entre tus manos y me diste un poco de tu calor. Me prestaste el sabor de tus labios, dejando tibias las almohadas; rompiendo con tu fuego la escacha de mis pestañas.
Y me has enseñado a hacer que los días salten y den volteretas hasta lograr que se abracen los treses y los ochos.

Y, cuando ya no me queda nada más que decir, apareces tú para robarme las palabras.

Te pones la chaqueta, te calzas los zapatos y te despides tres veces. Te marchas una y te quedas dos. E intentas enseñarme sabiendo que a mi edad ya no se aprende a jugar limpio, sabiendo que si hago trampas, es por ganar, y no por la partida.

Todo sabe a calor, porque voy a ir sacando las luces de navidad, para alumbrar mi cama por las noches.
Y así poder jugar a encontrarte entre las sombras de mi almohada y la pared.

Y así tener alguien con quien hablar cuando te hayas ido a matar princesas y besar dragones que se conviertan en estrellas titilantes en el cielo.

Y así tener alguien a quien contarle que, cuando hace tanto frío que no tengo aliento, sonrío.

...Y mientras, la nieve, se derrite de envidia en mi ventana, porque tú estás dentro y, por primera vez, ella fuera...

Regla número XI
"Puedes saber cómo es una persona dependiendo del sabor de radical que beba"

jueves, 13 de noviembre de 2008

Sand Seller

El vendedor de arena llegó una tarde de Octubre. Cuando los meses aún se escribían con mayúsculas. Desde la plaza del pueblo hasta la última lápida del cementerio lo acompañó el rumor de un mar que yo sólo había visto en las películas de los sábados por la tarde, los días de verano en los que la antena se dignaba a mostrar una secuencia de fotogramas inconexos doblados por el ruido blanco de un televisor que sólo deseaba la eutanasia, tras servir a tres generaciones seguidas.

El vendedor de arena se presenció en la puerta de la iglesia y, sin llegar a entrar, dejó a modo de ofrenda tres pequeños sacos de tela.
Recorrió todas las calles -que eran pocas-, sembrando la arena a su paso.
Yo lo recuerdo bien, porque era pequeña y aquella fue la primera vez que escuché el mar, cuando llamó a nuestra puerta hablando en aquel idioma desconocido. La primera vez que olí la sal, tan pegada a su piel que sus poros exhalaban océano. La primera vez que vi su color, ése azul verdoso, oscuro; en sus ojos.
Era el vendedor de arena.



Treinta y tres otoños después, no quedaba nadie para recordar su llegada al pueblo. Incluso mis propios recuerdos comenzaron a volverse trémulos. Sin embargo, aquella despedida, la única vez que el vendedor de arena habló mi idioma. ¿Cómo poder dudar de la veracidad de ese sueño?

El aire sólo parecía acariciarlo a él. Y la lluvia, por el contrario, no lo tocaba.
Porque él era el vendedor de arena: señor de los océanos y el viento, padre de la tormenta.
Durante su corta estancia en el pueblo no pasó un día sin que le rogara a dios para que aquel hombre me llevara con él.
El día en que le vi despedirse de la última baldosa de la ciudad, corrí hasta alcanzarle y le dije:
"Llévame contigo".
Él me miró un instante, quizá viéndome por primera vez. Luego evaluó la situación y, de no haber sido porque yo estaba segura de que no podía entenderme, hubiera pensado que consideró mi propuesta.
Sin embargo a mí la lluvia sí me mojaba.
No se acercó a mí; él nunca daba un paso atrás. Pero agachó la cabeza, depositó una de sus misteriosas bolsas en el suelo y, mirándome desde su profundo mar del sur se despidió, con su voz de marea y su piel de piedra cálcica:
"Adiós, tormeta".

...
"Adiós, papá"



***
Hoy estoy feliz. Me duele la cabeza, Napoleón me espera en la cama, hablándome de sus derrotas y sus ideales, el sabor de las pastillas besa mis labios; pero hoy estoy feliz.

Y me ha animado una canción intoxicada; que si ella se cree intocable por venenosa, yo me creo invencible por lamerla por el dorso.

"...No creas que no agradezco,
lo que tú has hecho por mí.
Porque ello, me ha hecho feliz..."


Regla número X
"Hacer justicia significa pasarse al lado del mal, ése que siempre sabe a gominola"

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Silent awake in your name


Vestida únicamente con la chaqueta de lana y unos calcetines largos, recorro, en la mañana, la habitación. Con cuidado de no despertarte, con cuidado de no pisar la tabla número catorce: la suelta; ni la número ochenta y cinco B: la que cruje sólo a veces.
Descorro las cortinas para ver cómo nos hemos perdido el amanecer, hablando de cosas que mañana yo reinventaré, y tu no recordarás.
Busco, con los dedos, el interruptor de una luz que sé que no prenderé, para no despertarte; y que despiertes solo, mientras te miro.
Me dejo caer sobre la butaca, dejo que ésta me abrace. Y me pregunto cuánto tiempo aguantaré en este mundo, o cuanto tiempo me aguantará el mundo a mí. Me pregunto cuánto me echarán de menos, cuánto te echaré de menos yo a ti. Me pregunto cuántos amaneceres más nos perderemos, y cuanto tiempo esperaré a que llueva para encontrarme contigo y darte un beso.
Despiertas y me sorprendes fuera de mi posición, rompiendo el momento.
Crees que lloro, y te equivocas; pero me gusta tu miedo. Porque te levantas para responder a todas las preguntas que no poseen respuesta. Porque puedo escuchar tu alivio rozando las sábanas, juguetón, al comprobar que estoy bien, que el orden del cosmos continúa caótico y que mañana amanecerá de nuevo -y nos lo volveremos a perder-.
Volvemos pisando la tabla ochenta y cinco B primero, la catorce después.


Aún hay tiempo para el próximo amanecer, podemos esperarlo hasta quedarnos dormidos.

- ¿Qué ha sido eso?
- Ah, sí! Me olvidaba del fin del mundo.

Regla número IX
"El orden de las reglas no altera el resultado"

martes, 11 de noviembre de 2008

So far


Es por lo que a veces me pesan las noches.
Es por lo que ésta, en concreto, se me hace dura.
Es porque ha flaqueado mi fe y, por unas horas, te he sentido lejos.

Pero es un secreto, y no te diré nada.
Porque es cuestión de fe y, después de tanto, me cuesta creer.



domingo, 9 de noviembre de 2008

Ya deberías saber


Ya deberías saber que se me ha olvidado sumar.
Pero resto con los dedos.
Por eso están contados los minutos;
que cuando llego a veinte, me pierdo.

Ya deberías intuir que, cuando hablo finjo,
y cuando no digo nada, es porque estoy contando.

Deberías ser consciente de que nunca pierdo a cabezonería.
De que rompo las normas, y te miro.
Para observar tu reacción, y tirar de ti,
hasta que te rompas tú.

Y repararte a besos.

Deberías haber aprendido que el mundo gira según yo quiera,
y que esas leyes universales son irrevocables.
Que siempre andos tres pasos por delante,
para tener tiempo de levantarme al caer.

Y jurar que no he tropezado, que no me ha dolido.
Que no he llorado.

Aprende[me] que todo lo que digo está trucado,
que las verdades son falsas,
y mis mentiras siempre tienen relente de verdad.

Has de saber que, a veces, cuando te miro, a veces me entran ganas de llorar.
Y no me quedan dedos para contarte que no son lágrimas de las que duelen.

Que sé hablar con las margaritas y cantar sola,
invocando a la tormenta.

Y si tiemblo con la música, es que me recuerda a ti.
Y no a la inversa.

Que soy feliz, desde que los segundos que cuento,
son los que faltan para que llegues tú.

- Es curiosa la mala memoria que tenemos para unas cosas... y no para otras.
- No sé de qué me hablas.


Regla número VIII

"Cuando una chica dice "me da igual", significa que le importa... y mucho"

jueves, 6 de noviembre de 2008

5 y medio

Comienza a sonar la música y el frío destila por las rendijas de mi añorado suelo de madera vieja.
Abro la puerta del armario al golpe de las teclas de un piano.
Y descuelgo de su percha una de tus sonrisas, tres o cuatro tallas más grandes.
Me enfundo en ella hasta que la habitación queda sumergida bajo esa luz cálidad de algunos domingos de otoño por la tarde.
Aspiro tu aroma desde dentro y siento la otra mitad de la cama aún tibia, esperándote.
Comienza a llover.
El piano ha dejado de sonar.
Porque no quiero escuchar nada que no sea tu respiración.

Es jueves, y yo, con mi capa de lana blanca y el pelo alborotado, los declaro los nuevos domingos.


- Hagamos lo siguiente: yo llegaré como si te hubiese encontrado de casualidad, y tú me susurraras una vez más lo mucho que llevabas esperándome. ¿Preparado?
- Llevo toda la vida preparado.
- Genial. Corten!

miércoles, 5 de noviembre de 2008

あのたいせつな人...

Lo siento, enano, sabes que nunca me retracto de mis palabras, pero te dediqué una canción que nunca apreciaste. Y la bailé sola en aquel bar.
La reclamo de nuevo, para dársela a quien si la aprecia.
A ti te he dado ya demasiado.
De hecho te lo di (casi) todo.
Un beso.


Yo me quedo con el 5, que siempre fue mi número :) después del 3, claro.
*déjame, solo por ser la primera vez*

lunes, 3 de noviembre de 2008

Can't stand the light

Verás, cuando empiezo a pensar se derraman las ideas y palabras por la parte superior de mi cabeza, y se inunda la habitación hasta que acabo respirando de mí, y termino asfixiada por todo cuanto me intoxicaba.
Es entonces cuando me enfado. Y empiezan -de nuevo- las ganas de llorar, y las pocas ganas de clasificar estas lágrimas. Es entonces cuando comprendo que cada día se me hace un poquito más difícil vivir conmigo misma y un poquito más fácil el huir.
Y duermo para no tener que ser. Y subo el volumen de las mismas canciones de siempre tan alto que parezca que la música me va a devorar.
Porque entiendo con horror que vuelvo a llegar tarde; cuando todos están ya cansados. Cuando el tiempo de los días soleados ha pasado, y yo me he perdido la sensación de las sábanas secándose al sol.
Porque tú no tienes ni ganas ni fuerza para intentar detener la lluvia; y yo regreso siempre con una pulmonía y sin ninguna mariquita que enseñarte.
Eso es llegar tarde. Llegar cuando hace frío y la enfermedad ha dejado cicatriz.
Es llegar tras haber vivido, y desconfiado.
Y ahora yo no soy nadie para tapar heridas, porque apenas puedo curarme de mi hipocondría.

*Día de esos de bajo-sábanas, con las oreja agachadas, los ojos cerrados, para ver si así dejo de oír, y rezando en silencio para no pensar. No pensar que me declaré atea en un golpe de suerte. No pensar que notengo nada que dar. No pensar que pronto dejaré de disimular, y todos se darán cuenta*


Regla número LVIII
"Nunca le demuestres a esa persona lo realmente importante que es para ti, no vaya a ser que se asuste"

- Se puede saber qué coño te pasa?
- Nada, es que hace demasiada luz... y entonces te das cuenta de que lloro.

Y los dedos palpan de vez en cuando, para asegurarse de que, en la oscuridad, no hago ese otro tipo de trampas: el de llorar cuando no me ves.

Ojalá pudiese hacer más.

domingo, 2 de noviembre de 2008

303




Barcelona,
vista desde mi ventana;
desde tu espalda.
Se despide de mí.
Barcelona, preciosa y horrenda,
silenciosa y ruidosa.
Sonora.

Nuestra original sound track
son respiraciones entrecortadas,
son tres roces de sábanas
y cigarrillos consumiéndose.
Es la lluvia callendo por lanoche,
furiosa.

Y ya te echo de menos,
mientras cierro mi maleta
empieza a llover en horizontal.
Me asomo; no estás.
Y las mantas van enfriándose
aunque siga haciendo calor.
Todo me recuerda a ti.

Barcelona.
Te dejo mi alma en el cajón
de "nuestra" habitación:
la del número mágico.
El número mágico.

Dímelo otra vez,
que yo tampoco me lo creo.
Eso de que queda prohibido llorar,
eso de que estoy despierta, estamos.

Porque yo tampoco me quiero ilusionar,
que la esperanza sobrevive a la amenaza nuclear.
Pero, pequeño, yo soy torpe;
no me des felicidad que quebrar,
que la rompo. Se me rompe.

No quiero irme de Barcelona,
abandonar esta ciudad.
No quiero.

Va a ser un viaje largo.
Voy a pensar en ti.


Temblando entre las sábanas;
no quiero abrazar ninguna almohada que no lleve tu olor.
Voy a pensar en ti.


Norma número VII
"Debes y puedes hacer todo lo que quieras, y cumplir sólo las normas que quieras"

- Esto ya lo hablamos.
- Todo es discutible.

miércoles, 29 de octubre de 2008

Catarsis

Esta es una de esas veces en las que somos una alegoría de miradas, gestos y caricias.
Como cuando, al despedirnos, te ibas, olvidándote de que aún me tenías cogida de la mano.
Y es que siempre me hace sonreír tu forma de repetirte las normas, diciéndomelas a mí. Y es que esta noche he vuelto a recordarte encontrándote en una de ésas canciones que intoxicaste con tu lengua.
Y me acompaña aún tu olor detrás de las orejas, ésas que siempre se agachan cuando tú te saltas las reglas de nuevo. Me acompaña ese tono de voz, ocho octavas más bajo de lo normal; el que empleamos cuando se dice algo importante. Bajito, muy bajito, para que no puedan escucharnos los viandantes que siempre estan de más cuando el tun-tun de un corazón comienza a desincronizarse con el movimiento de rotación y traslación del cuerpo.
Es entonces cuando te olvidas las despedidas en el portal, y subes a casa con conversaciones a medio empezar.
De tanto escucharte cuando no hablabas me aprendí los silencios de memoria.
Y a saber cuándo olvidarme el paraguas de-forma-casual; y cuando abrigarme bien, porque las tormentas siempre me pillan sola.
Aprendí a no llorar. Aprendí a acomodarme en ése vacío placentero que queda cuando no hay motivos por los que tener miedo.
Aprendí de nuevo a querer tras tantas horas de terapia de no-necesitar.
A disfrutar la lluvia, y las estrellas, y las patadas.
He aprendido en un mes a olvidar todas las canciones que llenaban mis ausencias.
Y es que siempre se me olvida sacar tu foto de la funda del Ipod, y siempre la siento palpitar al ritmo de la canción que suene, depende del día o del color del cielo.
Porque, en una separación de bienes, para mí el blanco y para ti el azul. Para mí tu luna y para ti todo el polvo de estrellas del que, te guste o no, estamos hechos; aunque yo siempre más.
Hay días que hablamos idiomas diferentes, y sé que le preguntas a tus pestañas sobre mis deseos formulados, de la forma en la que yo sólo admito cuánto te echo de menos: a oscuras, en silencio.

Porque encontré la forma de hacer trampas siempre, y tu aún la buscas, sabiendo que hace tiempo que he tirado mis cartas al suelo.



Regla número VI
"Sólo está permitido echar de menos una vez por canción"



- Eres mi catarsis semanal.
- ¿...?
- Búscalo en la wikipedia.


Que tengo ya el cerezo en flor dentro del cuerpo

No se me da bien escribir cosas bonitas.
No se me da bien decirlas.

:)


*Buen viaje. Nos vemos.
Te quiero

martes, 28 de octubre de 2008

Regla V


Regla número V
"Todos los meses son buenos si estamos juntos
... incluído Octubre"

lunes, 27 de octubre de 2008

Meses y meses


De por qué no es Octubre un buen mes.



Es por ese frío que se cuela siempre bajo la ropa, y eriza la piel de los brazos, y muerde la columna bertebral, repitiendo ése escalofrío que nos hace curvarnos hacia atrás mientras entrecerramos los ojos.

Es por esos lunes tan grises.
Por los domingos que comienzan a ser buenos -y eso se cobra caro-.

Es por los planes y las esperas; porque el tiempo pasa más lento.

Por la luz efímera, por la oscuridad reinante.

Es por la perfección del Otoño desparramándose sobre el escritorio.
Y por las velas trémulas en la ventana, cotilleando la vida de una calle húmeda.

Es por cada día que despiertan las sábanas frías sólo-a-medias. Es por ti.
Porque a veces no llegas. Y a veces te has ido.

Es porque a lo bueno una se acostumbra rápido.

Y es que Octubre es mes del paso del frío al calor.
El mes de: "no-sé-si-poner-la-calefacción". El mes tibio.

De sofocos bajo las mantas. De noches gélidas.
De "Pretty Woman" y zumo de pomelo.

Es el mes del saco a punto de reventar. De cambios.
Y de esa luz tan jodidamente bonita. Que, a veces, con sólo verla, te hace llorar.

Es el mes de música en el iPod y amaneceres privados.
De buscarte con una sonrisa.
De encontrarte con dos.

De sentir más que nunca las ausencias.

Es un mes clave.
Es Octubre.

Y aún no sé si bueno o malo.

***

Regla número IV
"Todos los centímetros de tu piel son trampa"

**

- Eso es trampa.
.
- Eso también es trampa.

Aprendiendo a
jugar sucio.

domingo, 26 de octubre de 2008

Siesta


Al calor denso y las horas soporíferas del mediodía, la bien conocida hora de la siesta; en la penumbra que crean unas persianas mal bajadas, en esa atmósfera calurosa y húmeda, como retornar a nuestros orígenes, e internarnos de nuevo en la cueva.
En la trémula oscuridad de las tardes muertas de verano se dilata la pupila, ante el recuerdo de estaciones pasadas, y horas de la siesta que, desovedeciendo la tradición española, no se emplearon para dormir.

No llega el sueño, en su lugar se cuela en la cama la excitación. Y veo brillar sus ojos dorados. Y siento su aliento rozando mis hombros, y sus manos desnudando mi imaginación, y su lengua lamiendo mis labios.

Acompaso mi respiración a la suya; y ahora somos dos inhalando y exhalando caricias como si fuésemos asmáticos en busca del aliento ageno. Enredo sus piernas en las mías y las mías en el edredón que sobra desde hace meses.

La excitación tiembla y yo sonrío ante la idea de sentirme dueña de sus labios.
El juego se invierte y la reina negra se vuelve peón blanco que retrocede y se aleja. Y todo esto en un tablero de 160x200.

El sol dibuja lentejuelas en el techo. Y sobre la cama.
Todo se ha convertido en una fiesta, en un baile silencioso en el que el primero en romper la tranquilidad de la siesta pierde.

Y en silencio nos perdemos los dos.
Hacia la perdición, a codazos, a mordiscos. Se levanta la luna y se apagan las luces.

Termina el baile. Y la exciación me abandona tiritando, con el edredón reptando por el suelo, con la tarde apoyada en las pestañas.
La excitación se marcha como si no fuese culpable del crimen cometido.

Y mientras, yo te sujeto en el etéreo mundo de los sueños. Te cojo de la mano.
Y susurro.
"No me dejes sola"

Regla número III
"Prohibido leer los posos del café antes de las 18:00"

sábado, 25 de octubre de 2008

Recuerdas, amor?


Te encuentro, como si fuera de casualidad. Hace tanto que no te veo... que ya no sé si realmente eres tú. En realidad me da igual, me vales, te vayas a acordar de mí o no; tampoco es que eso fuera una prueba muy fiable...
Sonrío desde la otra punta de la barra. Y reconoces mi sonrisa, sin ubicar mi rostro. Por supuesto, es una de esas sonrisas que dicen: Quiero sentir tus manos bajo la ropa. Y lo dicen en un idioma universal; por eso tú la conoces; ya la has visto antes. Ya la has entendido otras veces.Mientras rebuscas en tu cartera en busca de algún condón que no llevas encima, miro tus ojos. O bien estos han cambiado de color, o bien no eres tú. Pero hueles a ti, y miras como me mirabas tú. También era tu aroma y tu mirada un idioma universal aprendido y calculado? Es igual, porque aunque tus ojos cambien y tu voz suene diferente, sé que eres tú, tienes que serlo.
Te acercas.
No diré un "me recuerdas?" y no te hablaré de todas las promesas que me hiciste, porque nunca tuviste buena memoria. Voy a jugar a que no sé quien eres, y a que tú no sabes leer que yo he venido a buscarte.Te sientas a mi lado, en el taburete que Dios dejó libre exclusivamente más para mí que para ti. Y dejas caer la cabeza hacia un lado de forma casual, como siempre solías hacer.



La noche acaba en tu nueva -o vieja- casa. En ese colchón que nunca me presentaste, vajo esa luz que se filtra de una calle por la que nunca llegamos a pasear. Porque yo te recuerdo, yo sé quien eres, pero tú aún tienes que vivir nuestro futuro.

Tus brazos me envuelven por completo. Algo te dice que, en cuanto me vaya, no volverás a verme; y me buscarás, porque yo sé algo que tú no sabes. Yo sé cual será tu mal cuando camines y sientas que has perdido a quien te tomaba de la mano. Yo sé el nombre de tu enfermedad, ésa que te hará girarte al captar un perfume, una mirada. Yo sé la causa de que recuerdes sin haber vivido, de que olvides sin haber recordado.

Yo sé, amor, que te he encontrado.
Y dime, recuerdas ahora?

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Regla número II
"No vale contener la respiración más de treinta segundos mientras se piensa en la misma persona"

viernes, 24 de octubre de 2008

Do you know...?

"No se lo llegó a confesar nunca, ni a agradecérselo, pero nada necesitaba más en aquel momento que sentir la piel de Drédya contra la suya, como si así un poco de ella quedara en él, y un poco de él pudiera permanecer con ella…"

Luces y Sombras





· Sabes esa sensación, cuando se te llenan los pulmones de palabras y no puedes ni respirar? Cuando la garganta se inunda de lágrimas y la lengua comienza a ahogarse entre tanto por decir? Cuando los ojos se anegan en pensamientos y la sangre brota, de las promesas rotas, siempre de doble filo? Sabes de lo que te hablo?
Es algo así como cuando finjo no haberte creído. Como cuando finjo no haber llorado.


Regla número I
"Queda prohibido tropezar más de tres veces con la misma piedra"